26 agosto, 2004

Sábado, Madrid, Hammo

Por ahora el plan está poco definido. Pero ya os iré contando. En principio hay reunión. A las 20.00, todavía sin definir dónde. Mañana os cuento algo más detallado.

Yami y yo iremos el sábado por la mañana a la FNAC (parada obligatoria) (casi 2 meses sin ir por allí). Y comeremos en el chino auténtico de Plaza de España.

Si alguien se apunta, mail o sms o algo. Más información en alguien más informado, claro.

Me noto dispersa, repito. Sera el mus (me da igual que se escriba mousse) de chocolate de esta tarde ;)

24 agosto, 2004

Rayuela, de Julio Cortázar

Haber creído ver a la Maga era menos amargo que la certidumbre de que un deseo incotrolable la había arrancado del fondo de eso que definían como subconsciencia y proyectado contra la silueta de cualquiera de las mujeres de a bordo. Hasta ese momento había creído que podía permitirse el lujo de recordar melancólicamente ciertas cosas, evocar a su hora y en la atmósfera adecuada determinadas historias, poniéndoles fin con la misma tranquilidad con que aplastaba el pucho en el cenicero. Cuando Traveler le presentó a Talita en el puerto, tan ridícula con ese gato en la canasta y un aire entre amable y Alida Valli, volvió a sentir que ciertas remotas semejanzas condensaban bruscamente un falso parecido total, como si de su memoria aparentemente bien compartimentada se arrancara de golpe un ectoplasma capaz de habitar y completar otro cuerpo y otra cara, de mirarlo desde fuera con una mirada que él había creído reservada para siempre a los recuerdos.

En las semanas que siguieron, arrasadas por la abnegación irresistible de Gekrepten y el aprendizaje del difícil arte de vender cortes de casimir de puerta en puerta, le sobraron vasos de cerveza y etapas en los bancos de las plazas para disecar episodios. Las indagaciones en el Cerro habían tenido el aire exterior de un descargo de conciencia: encontrar, tratar de explicarse, decir adiós para siempre. Esa tendencia del hombre a terminar limpiamente lo que hace, sin dejar hilachas colgando. Ahora se daba cuenta (una sombra saliendo detrás de un ventilador, una mujer con un gato) que no había ido por eso al Cerro. La psicología analítica lo irritaba, pero era cierto: no había ido por eso al Cerro. De golpe era un pozo cayendo infinitamente en sí mismo. Irónicamente se apostrofaba en plena Plaza del Congreso "¿Y a esto le llamabas búsqueda? ¿Te creías libre? ¿Cómo era aquello de Heráclito? A ver, repetí los grados de liberación, para que me ría un poco. Pero si estás en el fondo del embudo, hermano." Le hubiera gustado saberse irreparablemente envilecido por su descubrimiento, pero lo inquietaba una vaga satisfacción a la altura del estómago, esa respuesta felina de contentamiento que da el cuerpo cuando se ríe de las hinquietudes del hespíritu y se acurruca cómodamente entre sus costillas, su barriga y la planta de sus pies. Lo malo era que en el fondo él estaba bastante contento de sentirse así, de no haber vuelto, de estar siempre de ida aunque no supiera adónde. Por encima de ese contento lo quemaba como una desesperación del entendimiento a secas, un reclamo de algo que hubiera querido encarnarse y que ese contento vegetativo rechazaba pachorriento, mantenía a distancia. Por momentos Oliveira asistía como espectador a esa discordia, sin quere tomar partido, socarronamente imparcial. Así vinieron el circo, las mateadas en el patio de don Crespo, los tangos de Traveler, en todos esos espejos Oliveira se miraba de reojo. Hasta escribió notas sueltas en un cuaderno que Gekrepten guardaba amorosamente en el cajón de la cómoda sin atreverse a leer. Despacio se fue dando cuenta de que la visita al Cerro había estado bien, precisamente porque se había fundado en otras razones que las supuestas. Saberse enamorado de la Maga no era un fracaso ni una fijación en un orden caduco; un amor que podía prescindir de su objeto, que en la nada encontraba su alimento, se sumaba quizá a otras fuerzas, las articulaba y las fundía en un impulso que destruiría alguna vez ese contento visceral del cuerpo hinchado de cerveza y papas fritas. Todas esas palabras que usaba para llenar el cuaderno entre grandes manotazos al aire y silbidos chirriantes, lo hacían reir una barbaridad. Traveler acababa asomándose a la ventana para pedirle que se callara un poco. Pero otras veces Oliveira encontraba cierta paz en las ocupaciones manuales, como enderezar clavos o deshacer un hilo sisal para construir con sus fibras un delicado laberinto que pegaba contra la pantalla de la lámpara y que Gekrepten calificaba de elegante. Tal vez el amor fuera el enriquecimiento más alto, un dador de ser; pero sólo malográndolo se podía evitar su efecto bumerang, dejarlo correr al olvido y sostenerse, otra vez solo, en ese nuevo peldaño de realidad abierta y porosa. Matar el objeto amado, esa vieja sospecha del hombre, era el precio de no detenerse en la escala, así como la súplica de Fausto al instante que pasaba no podía tener sentido si a la vez no se lo abandonaba como se posa en la mesa la copa vacía. Y cosas por el estilo, y mate amargo.

[9.5/10]

22 agosto, 2004

Can't fight the moonlight (LeAnn Rimes)

Under a lovers' sky
Gonna be with you
And noone's gonna be around
If you think that you won't fall
Well just wait until
Til the sun goes down

Underneath the starlight - starlight
There's a magical feeling - so right
It'll steal your heart tonight

You can try to resist
Try to hide from my kiss
But you know
But you know that you can't fight the moonlight
Deep in the dark
You'll surrender your heart
But you know
But you know that you can't fight the moonlight
No, you can't fight it
It's gonna get to your heart

There's no escape from love
Once a gentle breeze
Weaves it's spell upon your heart
No matter what you think
It won't be too long
Til your in my arms
Underneath the starlight - starlight
We'll be lost in the rhythm - so right
Feel it steal your heart tonight

You can try to resist
Try to hide from my kiss
But you know
But you know that you can't fight the moonlight
Deep in the dark
You'll surrender your heart
But you know
But you know that you can't fight the moonlight
No you can't fight it
No matter what you do
The night is gonna get to you

Don't try then
You're never gonna win

Underneath the starlight - starlight
There's a magical feeling - so right
It will steal your heart tonight

You can try to resist
Try to hide from my kiss
But you know
But you know that you can't fight the moonlight
Deep in the dark
You'll surrender your heart
But you know
But you know that you can't fight the moonlight
No, you can't fight it

You can try to resist
Try to hide from my kiss
But you know
Don't you know that you can't fight the moonlight
Deep in the dark
You'll surrender your heart
But you know
But you know that you can't fight the moonlight
No, you can't fight it
It's gonna get to your heart

21 agosto, 2004

Las 5 del viernes

1) ¿Hablas algún idioma extranjero? ¿Hay algún idioma que te gustaría aprender?
Hablo alemán con bastante coherencia, y algo de inglés, aunque lo tengo un poco oxidado. Por alguna razón, cuando hablo inglés cambio los verbos de sitio, digo cosas en alemán... necesito práctica.
Me gustaría aprender... no sé... francés no, que no me gusta. Quizá italiano si no lo viera algo absurdo en lo que emplear mi tiempo. El ruso y el griego tienen que ser bonitos :)

2) ¿Alguna vez has vivido en el extranjero?
Sí, he vivido dos años en Alemania, aunque lo cierto es que en el interludio, viví unos meses en Bélgica también. Algunas semanas veraniegas en el extranjero, en gran parte de Europa (así de memoria Gran Bretaña, Francia, Italia, Suiza, Holanda, Austria, República Checa, y no recuerdo ninguno más)

3) ¿Te gustaria ir a vivir a otro país?
Sí, pero no ahora. Ahora tengo ganas de quedarme en España unos años, y quizá después irme a otro sitio. Eso sí, si pudiera elegir, me iría a Argentina o a Chile.

4) ¿Qué cosas piensas que extrañarías de tu país?
Los amigos y la familia. Ni el clima fue un factor determinante en mi vida en Alemania, ni lo fueron las costumbres. A todo se adapta una.

5) ¿Hay algún país en el que crees que no podrías acostumbrarte a vivir?
Probablemente en la mayor parte de los países árabes. Demasiadas pocas libertades y derechos de las mujeres, no podría vivir allí. Y quizá en EEUU tal y como están ahora las cosas.

20 agosto, 2004

Mientras tú existas, de Ángel González

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz?cualquiera...
Mientras
presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.

(Evidentemente, me acordé de Yami al escribirla y a ella va dedicada ;))

19 agosto, 2004

Algún amor que no mate (Dulce Chacón)

Dicen que el chocolate crea adicción, como el tabaco o el acohol. Y no me extrañaría nada. Todas mis amigas comen chocolate por la noche antes de irse a la cama. También Prudencia. Y yo. En una ocasión me comí una tableta entera. Era la primera vez que me apetecía hacer el amor por la noche, poco tiempo después de la muerte de mi suegro, cuando ya no dormíamos la siesta. Me insinué, pero él tenía mucho sueño y se quedó dormido el pobre. Yo intenté dormirme también, pero tenía un hambre espantosa, así que me levanté, me fui a la cocina y me comí lo primero que pillé, una tableta de chocolate que me supo a gloria.
Desde entonces me tomo un poco antes de irme a dormir, porque no puedo conciliar el sueño. Le pregunto a mi marido si quiere un poquito, pero siempre me dice que no. Debe de ser cosa de mujeres lo del chocolate.

[7/10]

18 agosto, 2004

Volver (Vicente Valero)

Fui con el otro que yo fui, con el primero,
con el que no sabía hacer las paces
nunca con su gran sed de saber más... Queríamos
ver otra vez el sol que apenas se veía
juntos, el sol fuera de sí, sin miedo,
el humo de la tarde más lenta sobre el mar:
ver otra vez el sol que apenas se veía.
Y éramos dos ahora y con sentido,
hablando por hablar, a solas, discurriendo
por los caminos blancos del pasado,
blancos de luz ausente y dulce, ya de noche.
Vimos que el tiempo es todo lo que vemos,
que todo lo que vemos se parece,
y un bosque junto al mar no es solamente un bosque,
es música también -y casa propia,
y herida penetrante y muy espesa...-. Fuimos
los dos por los acantilados rojos
y secos del pasado, juntos, sin las promesas
de entonces, lentamente. Y recuerdo que estaba
todo en desorden como el primer día.

17 agosto, 2004

Rayuela, capítulo 68 (Julio Cortázar)

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaban en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Este capítulo, deliciosamente absurdo, pero clarísimo para quien sepa leerlo, me ha recordado, inmediatamente, a Alicia, detrás del espejo. A su Jabberwocky, como lo llamó Lewis Carroll, con múltiples traducciones al castellano. Yo conocía la de Galimatazo. Pero en esta página tenéis muchas traducciones, tanto otras en español, como en muchos más idiomas. No hace falta entenderlo. En el Galimatazo, como el capítulo 68 de Rayuela, lo importante es la musicalidad.

16 agosto, 2004

Zu spät, bei Die Ärtze

Warum hast Du mir das angetan?
Ich hab's von einem Bekannten erfahr'n.
Du hast jetzt einen neuen Freund.
Zwei Wochen lang hab' ich nur geweint!

Jetzt schaust Du weg,
grüßt mich nicht mehr.
Und ich lieb' Dich immer noch so sehr.
Ich weiß was Dir
an ihm gefällt:
Ich bin arm, und er hat Geld.

Du liebst ihn nur, weil er ein Auto hat,
und nicht - wie ich - ein klappriges Damenrad.

REFRAIN:
Doch eines Tages werd' ich mich rächen.
Ich werd' die Herzen aller Mädchen brechen,
dann bin ich ein Star, der in der Zeitung steht
und dann tut es Dir leid, doch dann ist es zu spät
Zu spät (zu spät)
Zu spät (zu spät
Zu spät (zu spät)
Doch dann ist es zu spät

Du bist mit ihm im Theater gewesen.
Ich hab' Dir nur aus der Playboy vorgelesen,
und Du warst mit ihm essen - natürlich im Ritz.
Bei mir gab's nur Currywurst mit Pommes Frites.

Der Gedanke bringt mich ins Grab.
Er kriegt das, was ich nicht hab.
Ich hasse ihn! - wenn es das gibt -
so wie ich Dich vorher geliebt.

Ich wollte ihn verprügeln, Deinen Supermann.
Ich wußte nicht, daß er auch Karate kann...

REFRAIN: Doch eines Tages...

15 agosto, 2004

Please remember, by LeAnn Rimes

Time, sometimes the time just slips away
And your left with yesterday
Left with the memories
I, I'll always think of you and smile
And be happy for the time
I had you with me
Though we go our seperate ways
I won't forget so don't forget
the memories we made

Please remember, please remember
I was there for you
and you were there for me
Please remember, our time together
The time was yours and mine
while we were wild and free
Please remember, please remember me

Goodbye, there's just no sadder word to say
And it's sad to walk away
with just the memories
Who's to know what might have been
We'll leave behind a life and time
I'll never know again

Please remember, please remember
I was there for you
and you were there for me
And remember, Please remember me

Please remember, please remember
I was there for you
And you were there for me
Please remember, our time together
The time was yours and mine
While we were wild and free
Then remember, please remember me

And how we laugh and how we smile
And how this heart was yours and mine
and how a dream was out of reach
I stood by you, you stood by me
We took each day and made it shine
We wrote our names across the sky
We ride so fast, we ride so free
And I knew that you had me

Please remember, please remember

14 agosto, 2004

Ainielle



La iglesia de Ainielle... junto con una promesa...

He leído últimamente...


  • Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. [9/10]
    Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo


  • Blanca vuela mañana, de Dulce Chacón. [7/10]
    Lo regalé y ahora no puedo poner un fragmento.

  • Háblame, musa, de aquel varón, de Dulce Chacón. [7/10]
    - Necesito gritar - dijo apretando los puños.
    - Pues grita, aquí nadie podrá oirte.
    El grito de Matilde retumbó en los muros de roca. Un alarido. Una queja. Por su boca abierta escapaba de golpe todo su desasosiego. Ella sentía en sus labios el roce de su aullido al salir.
    Ulises la escuchaba sin alarmarse, buscó sus manos y encontró sus puños cerrados. Matilde abrió los dedos y los entrelazó a los de Ulises, apretaron los dos y el comenzó también a gritar.


  • La lluvia amarilla, de Julio Llamazares. [8/10]
    El tiempo acaba siempre borrando las heridas. El tiempo es una lluvia paciente y amarilla que apaga poco a poco los fuegos más violentos. Pero hay hogueras que arden bajo la tierra, grietas de la memoria tan secas y profundas que ni siquiera el diluvio de la muerte bastaría tal vez para borrarlas. Uno trata de acostumbrase a convivir con ellas, amontona silencios y óxido encima del recuerdo y, cuando cree que ya todo lo ha olvidado, basta una simple carta, una fotografía, para que salte en mil pedazos la lámina del hielo del olvido.


  • Los estados carenciales, de Ángela Vallvey. [8/10]
    -¿Y qué me decís del sexo oral? -pregunta. Mira de forma pícara una por una a sus amigas, y por último a Penélope.
    - ¿Anal? -Valentina se toca la nariz, despistada.
    - No, oral, oral, oral. Sexo oral.
    - ¿Sexo oral? ¡Válgame el cielo! -Aglae arruga el ceño y sus pupilas se contraen felinamente-. Para el bestia de tu marido seguro que sexo oral quiere decir hablar un poco del tema antes de entrar al ajo. Algo así como: "¿Eufrosina, qué te parece si te la meto?". Para Eugenio eso es sexo oral, ni más ni menos.
    - Bueno, pero...
    - Para eso no necesitabas hacer papiroflexia con tus labios mayores y menores -asiente Talía.
    - Lleváis razón -dice Valentina-, estoy totalmente de acuerdo.
    - Cristo bendito... -Penélope vuelve a dar un trago. Ya casi ha terminado su copa. Podría beberse otra. O dos.
    - Pero... y si una tiene una aventura, y si una encuentra a alguien que quiera practicar con una el sexo oral de verdad.
    - Yo detesto francamente el sexo oral. De verdad.
    - ¿Por qué?
    - Bueno, no todo. Puedo soportar que un hombre me haga un cunnilingus, pero después de nuestra malidta revolución sexual... ah, ya no. Ah, no. Ni hablar. Ya tuve bastante en su día -Aglae mueve la cabeza a un lado y a otro-. Nunca me gustó ser una chupapollas. Odio las felaciones con toda mi alma. En realidad, siempre las he odiado, incluso entonces, cuando era revolucionario hacerlas y todas nos sentíamos obligadas a decir lo mucho que nos gustaba. Las odio.
    - ¿Y eso?
    - Figúrate. Sólo ver un pelo en el plato de la sopa ya me pone histérica.

12 agosto, 2004

Queda prohibido (Pablo Neruda)

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

01 agosto, 2004

Pandorga 2004-07-31

No tengo palabras. La Pandorga hay que vivirla.

Me acosté a las 7.30 muy cansada, muy satisfecha, muy tranquila y me he levantado sin resaca :)

Lo peor: que ahora tengo que esperar 364 días para que vuelva a tener mi PANDORGA.

Lo mejor: la amistad que me demostró Eva ;) ¡Gracias, wapa!

Por cierto, ayer me dijeron que asusto. A los hombres. Que soy demasiado sincera y digo las cosas demasiado directamente... en fin...