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01 septiembre, 2014

Camino de Santiago, día 3

¿Por qué todos los pueblos de Galicia huelen a vaca y, más concretamente, a caca de vaca? Ahí os dejo la pregunta para que reflexionéis.

Nos hemos despertado con un amanecer espectacular desde la habitación del albergue. Se veía todo el valle y aún estaba amaneciendo. Todo el mundo, sin embargo, había salido ya (como siempre). Después de un desayuno tranquilo a base de tostadas de pan gallego, a por las bicis. ¿Os acordáis de la reparación menor que teníamos que hacer en la bici de Adri? Pues no lo ha sido: la cadena se había salido mucho, había roto el disco de plástico que separa los piñones de los radios y se había encajado ahí. Y no había forma de sacarla. Así que la hemos tenido que desmontar y en el ínterin hemos perdido el pasador del eslabón, hemos tenido que quitar otros dos y hemos reencontrado el pasador inicial. Pero ya estábamos con algo de prisa, y hemos salido así. Con una hora de retraso.


Un trago de agua en mitad del Camino, con el mar de nubes a la derecha.
Link a la foto panorámica, por si hay suerte.

En las dos etapas anteriores habíamos ido fundamentalmente por carretera; en la primera porque es el Camino oficial, en la segunda porque es el recomendado para bicis. Hoy podíamos haber seguido por la carretera, pero nos apetecía seguir por el camino. Es mucho peor para ir en bici, claro, porque pasa por zonas muy empinadas y con muchas piedras y la bici patina. Pero, claro, los sitios no tienen nada que ver y hemos visto el mar de nubes muy cerca, hemos pasado por zonas umbrías (¡por fin!), por ríos, valles... Una gozada. Cierto que nos hemos tenido que bajar de la bici más de un vez (¡los dos!) para algunas pendientes imposibles, tanto de subida como de bajada.

El mar de nubes.
Hemos llegado a Samos a comer, y hemos repetido plan de bocadillos y agua de fuente. Nos hemos quedado con ganas de pasar a ver el monasterio, pero las indicaciones del monje han sido confusas: que podíamos dejar las bicis con las alforjas en la puerta, que no pasaba nada, pero que tuviéramos cuidado con los ladrones, que había muchos. Analizada la disyuntiva hemos optado por seguir con las bicis y no arriesgarnos a quedarnos sin alforjas (lo que hubiera supuesto el fin del viaje, claro).
Restaurante junto al río Sarria.

Después de comer hemos hecho lo que más nos gusta hacer, aparentemente: subir cuestas. Que hoy íbamos bajando, pero sólo en números absolutos: un par de cuestas con el sol de mediodía nos hemos comido. Podéis apostar sobre seguro: yo me he vuelto a bajar de la bici XD

Hemos llegado a Sarria a eso de las 3, haciendo el último tramo por carretera que era lo que aconsejaban las señales, y con un calor del demonio. Yo soy de la opinión de que Galicia está rota: 30º el 1 de septiembre. Una cosa muy loca.


El albergue estaba ya elegido de antemano y hemos ido directos. El plus de hoy (y lo que le da calidad a la etapa) es que teníamos que poner una lavadora, tras ponernos nuestro último par de bragas/gayumbos limpios. A 3€ la lavadora ya hemos aprovechado y lo hemos lavado todo (burro grande, ande o no ande). Lo acabo de recoger y da gusto, aunque sospecho que en otras circunstancias la ropa me olería a (caca de) vaca.

Una vez realizadas las tareas domésticas nos hemos ido a ver el pueblo porque qué mejor cosa se puede hacer a las 5 de la tarde y con 30º a la sombra. Adri me ha hecho el lío: ”vamos a este parque fluvial, que se estará fresco”, me dice y hemos aparecido CASUALMENTE en la estación de ¿1884? sobre la que leyó ayer en el libro en gallego. El parque fluvial brillaba por su ausencia, pero también es cierto que no se puede esperar mucho de un mapa con el norte puesto hacia abajo. De hecho, hemos constatado que ni parque fluvial ni parque del bosque (¡estaba cerrado!) así que hemos optado por la seguridad que ofrece siempre la iglesia para ir a que nos sellasen la credencial. Como estaban en misa (=interés -3), nos hemos ido a sentar a la plaza, arbolada, y dejar que pasara el tiempo (y llamar a nuestros progenitores).

También hemos aprovechado para buscar albergue para mañana, en Ventas del Nalón que es un pueblo que, aunque aparente lo contrario, no está en un valle sino en un alto. Cuesta que, obviamente, haremos después de comer, como si lo viera. Y es que esta es la etapa más llena de gente del Camino porque en Sarria empiezan los 100km que hay que hacer mínimo para que te den la Compostela si vas andando. Mejor ser previsores y no terminar durmiendo en Holanda.

En Sarria hemos decidido cenar por ahí en vez de en el albergue donde, de nuevo, había sopa. Empezábamos a tener ya el síndrome de Mafalda. Tras pedir recomendación a amigos gallegos, Eled nos ha recomendad un sitio donde hemos cenado unas raciones de pulpo y chipirones estupendas regadas con una botella de albariño (¡5€!). Hemos vuelto al hotel haciendo la croqueta, incluyendo un doble giro mortal de mi helado recién comprado :____(

Y ya, a dormir, en el horario habitual. Mañana queremos estar en ruta a las 8 y hemos dejado las bicis preparadas, que tras la bajada de hoy las pastillas de frenos empezaban a cristalizar. Veremos si lo conseguimos. ¡Buenas noches! Marta

* En nuestro espacio muestral de gatos negros Y gallegos hemos de decir que todos, TODOS, maullan como Goblin. Ya sabéis su origen, Angela, Pablo.

Etapa 3

  • Hemos comido: Un bocadillo, junto al río en Samos.
  • Hemos cenado: En el Mesón O Tapas, en Sarria, por 11€/p.
  • Hemos dormido: En el albergue A Pedra, 10€/p, habitaciones de 4 personas.