Paso a nivel de camino al RER |
Nos hemos levantado un poco más tarde gracias a las contraventanas y hemos cogido el cercanías para ir directamente al museo de Ciencias e Industria. Está al norte de París y nos pillaba de camino. No lo sabíamos (de verdad que no) pero el museo tiene una sección de transporte bastante chula. Si hemos estado 3 horas en el museo, una la hemos echado en esta parte. Aunque habíamos quedado a comer con Fon, no nos ha dado tiempo: las 12.15 es una hora difícil si quieres aprovechar la mañana. Hemos terminado comiendo en el museo y aprovechando la entrada un rato más. A la salida he protagonizado el piloto de "Friends": iba quejándome de que llevaba desde que habíamos llegado con ganas de tomarme un helado cuando nos ha parado una chica con una caja de mágnum en la mano para ofrecernos un par de ellos. Hemos aceptado, claro: caja comprada en el súper, cada uno coge un helado y los que sobran se lo das a quien sea antes de tirarlos. Ross no tuvo tanta suerte aunque yo probé a pedir un millón de dólares
![]() |
Adri haciendo propaganda de su blog. |
Cogimos las bicis y nos fuimos de camino a Montmatre cuando apenas hacía 35 grados a la sombra y un bochorno importante. Cuando dejamos las bicis, Montmatre había pasado a segunda prioridad, siendo sustituido por encontrar agua. Dimos unas cuantas vueltas buscando un súper bajo el riesgo de deshacernos y convertirnos en un charco parisino pero lo encontramos. Aprovechando el parón, le pedí a Adri conexión de datos y voilà! El email de la UE anunciando que nos daban una beca para una idea que habíamos presentado. Creo que el resto del camino hasta la cima del monte lo hice en estado de shock, pero llegamos al Sacre Coeur. Nos metimos en misa con el único objetivo de estar al fresco, que el sol caía a plomo y nos apresuramos a bajar después de hacer las fotos de rigor. Evidentemente, y aunque hay una bonificación de velib por subir las bicis hasta allí, no había ni una estación con bicis, así que tocó bajar andando.
![]() |
Las vistas desde Montmatre |
"Vamos a pasar por una de las calles con más sexshops de Europa", me informó Adri. Y llegamos al Moulin Rouge y a una zona que suena más sórdida de lo que realmente es. Seguía sin haber bicis, así que tocó andar hasta la Escuela de Fon. El plan era entrar al Louvre porque con sus carnets de Amigos del Museo podían meter a una persona más los viernes por la tarde; como había que esperar a Inés, decidimos hacer tiempo comiéndonos un crêpe en la otra punta de la ciudad. Bicis y a correr la contrarreloj por mitad de París y cuesta arriba, o no llegábamos con la media hora de uso de Vèlib. Mi crêpe de nutella estaba rico pero Adri y Fon se comieron uno salado que era un maxi crêpe de 3 pisos. Nos fuimos a un parque con fuente para conseguir que pasara.
Como Inés ya estaba llegando, volvimos a la bici y nos fuimos a Chatelet: bajando,la vida se ve de otro modo y conseguimos no vomitar la merienda. Entramos al Louvre a dar un paseo y a descubrir que es como el British pero ordenado; como puesto todo con más estilo. También descubrimos los sarcófagos-matriuskas porque todo el mundo nos había dicho que fuéramos a la sección de Egipto. A la de pintura ni nos acercamos, seguro que La Gioconda sigue expuesta detrás de un muro de gente y teníamos poco interés en agobiarnos.
Lo hicimos bien porque la tormenta que amenazaba París había caído durante nuestra visita y conseguimos no mojarnos. Eso sí, la temperatura había bajado 12 ó 14 grados de golpe y habíamos pasado a lo que yo denomino "frescor de chaqueta". Evidentemente, no llevaba, así que nos fuimos hacia el metro con el plan de la cena: ¡sushi! De camino, pasamos por el Pont des Arts al que han quitado los candados por el peligro que suponía para la estructura; tampoco pude encontrar a La Maga.
Lo del barco no era una metáfora. |
A Adri le hizo ilusión montar en el metro: "es que en la línea 7 no me he subido nunca" así que él iba feliz por la nueva (ejem) experiencia y yo por ir caliente. Nos hinchamos con un "barco" de sushi de una manera obscena, en tanto en cuanto ni hacía ni 3 horas de los maxi crêpes. Salimos rodando a por un Uber pero tuvimos que alejarnos de la zona de bares para que la tarifa bajara a la mitad, en un claro ejemplo de que la ley de la oferta y la demanda funciona (o, según mi interpretación, de que son unos chorizos).
Llevamos a Champigny casi a medianoche. Yo me fui directa a la ducha, que iba en modo pies negros y a la cama y sin escribir nada de nada. Llevamos dos días muy intensos en París y aún nos queda otro.
- Hemos comido en el museo de Ciencias.
- Hemos cenado en Oi Sushi!