Hoy nos hemos ido a Sintra. Está como a 30km de Lisboa y hemos decidido ir en coche para ir luego a la playa. La verdad es que el viaje ha sido bastante bueno, si no fuera porque nos estábamos quedando sin gasolina y la gasolinera más cercana siempre estaba después de nuestra salida de la autovía. Así que hemos dado un par de vueltas y al final el gps nos ha llevado a una. Evidentemente, con el depósito a medias ya (no lo llenaremos hasta llegar a España), nos hemos cruzado con 4 ó 5. Hi, Murphy!
Sintra es un pueblín pequeño pero con mucho encanto. Está así como subido a una ladera, y es como Benidorm pero en muy bonito. A mí me recuerda un poco a Monschau, en Alemania. Había básicamente restaurantes y tiendas de souvenirs, pero si conseguías abstraerte, pues ni tan mal. Queríamos haber pasado al Palacio Real, pero eran, de nuevo, 7 euracos, y claro... nos hemos conformado con darnos un paseo por los alrededores. Tocaba subir al Castelo dos Mouros, las ruinas de una fortaleza árabe del siglo XI (siglo arriba, siglo abajo), y al Palacio da Pena, mucho más reciente. Y como parece ser que yami no había subido suficientes cuestas, ha propuesto que llegásemos andando... si total, sólo había un desnivel de unos pocos cientos de metros. Así que venga para arriba, por mitad del Parque Natural y bastante mal preparadas... si hoy no nos hemos roto un tobillo, ya creo que nos salvamos.
Pero el paseo ha merecido la pena y no era tan duro como se esperaba (aunque a priori no lo sabíamos, para qué van a dar la información >_<). Y hemos llegado y nos hemos dado la vuelta, que entrar a cada uno de los sitios costaba 7 y 12 € respectivamente. Y yo pago 12€ por entrar a la Alhambra, pero a un palacio del XIX... no lo tengo nada claro.
Vuelta a bajar, y al coche, que nos íbamos un rato a la playa. Había que hacer "check" en el Atlántico, aunque yo no las tenía todas conmigo, que ese agua está muy fría. Nos hemos ido de Sintra por huir del rollo turístico y por poco comemos, joer. Que a las 3 cierran los bares, así sin más. En Portugal. Con un sol de justicia. ¿Qué les pasa a estos portugueses? Al final, una amable señora de la limpieza de un bar al que nos hemos acercado -y que estaba ya cerrado- nos ha llevado a una cafetería donde nos hemos puesto hasta arriba de pescado y verduras, por 20€...
Sobre el plano habíamos elegido una playa, la de Magoito, que nos parecía que estaba un poco más alejada y que podría estar bien... y vaya si lo estaba, una playa gigante, con no mucha gente, en la que hemos aparcado en la puerta, como quien dice, y donde se estaba muy bien. Y al final me he bañado, aunque el agua estaba helada. yamila se lo ha pasado muy bien viéndome dar grititos de "está helada", aunque en cierto momento ella ha soltado un "joder, está fría hasta para mí", que le ha salido del alma.Al final, yo he metido hasta la cabeza y he aguantado un rato jugando contra las olas.
Pero vamos, que nos hemos tonificado en el Atlántico, hemos hecho check, y yo he aguantado un total de 1 hora y 15 minutos en la playa. Todo un record para mi talasofobia. Pero, en serio, estaba llena de sal. Y de arena. Eso no era cómodo. A mí dadme una piscina en un ático de Madrid desde donde se divise toda la ciudad y me haréis muy feliz :P
Ya de nuevo en Lisboa, hemos ido a cenar siguiendo una recomendación de última hora de mi padre: la casa do Alentejo. Tenía como punto muy a su favor que está al lado de "nuestra casa", y como mañana queremos salir temprano, no nos interesaba demasiado perdernos por el Barrio Alto. La verdad es que el restaurante ha sido toda una sorpresa: por una puerta minúscula, se accedía a una casa antigua acondicionada de restaurante, un poco como el bar de Coimbra, pero mucho más señorial. Muy buen sitio, y muy buena comida, a un precio muy razonable. Como bonus, hemos probado vinos y quesos del centro-sur, y también nos han gustado.
Ahora me quedo con ganas de visitar el Alentejo y el Algarve portugués... pero tendrá que ser para otra visita. Mañana iremos a Évora, que sí que está en el Alentejo, y de allí a Mérida, donde espero (espero, ESPERO) que Enrique nos saque de cañas (¡cañas!) y nos lleve de visita nocturna por su ciudad, además de alojarnos ;))
La próxima crónica, mal que bien, ya desde España.