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25 mayo, 2011

Sobre el movimiento #15M

En el mundo de marketing existe un concepto que se llama segmentación; aboga por la selección del cliente objetivo de la manera más precisa posible, individualizando al máximo para maximizar el resultado frente a la inversión. El movimiento Democracia Real Ya debería adoptar el criterio contrario: llamemosle desegmentación, porque no debería tener un público objetivo delimitado, sino que debería aspirar a aglutinar a la mayor parte de la población posible. Sin embargo, las propuestas oficiales que circulan por Internet se han alejado de este objetivo primario y que nos unió a muchos tras el hashtag #sinbanderas.

Entiendo el proceso que ha llevado a sacarlo, pero las asambleas están escorando ideológicamente, saltandose uno de los primeros principios que se proclamaron el #15M. Si a sólo 10 días de la irrupción en la vida pública de este movimiento muchos ciudadanos ya nos sentimos desilusionados, ¿cómo se va a generar la credibilidad suficiente para conseguir mantener y aumentar el apoyo popular? Reconozcamoslo, muy poca gente puede estar en Sol en las asambleas de las 10 de la mañana; otros muchos, aún pudiendo, se encuentran desubicados al encontrarse con carteles de pseudociencia junto a carteles reivindicativos de los días anteriores. ¿En qué se ha convertido la acampada de Sol? ¿En un campamento hippie donde, lejos de luchar por unas ideas, se da cabida a todo tipo de chupercherías amparadas bajo el espíritu del buen rollo?

Sinceramente, creo que si el movimiento Democracia Real Ya quiere sobrevivir al maremoto de reikis, biodanzas y demás, debería desligarse de la acampada de Sol y empezar a formalizar una campaña que incluya tanto comunicación por internet como en asambleas en ciudades y barrios; empezar a redactar un verdadero consenso de mínimos alejado de cualquier ideología; y empezar a articular los mecanismos legales para reivindicarlos. Sin estas tres acciones, el movimiento se diluirá y quedará un recuerdo borroso, un quisimos pero no pudimos.

Antes del #15M me sentía perdida ante un panorama político que me parecía desolador: y salí a la calle a gritar "que no, que no, que no nos representan". Ahora, miro a la acampada de Sol y no puedo menos que pensar "pero vosotros tampoco".