Ruta paisajística, pueblito, campo, pueblito, atravesando el parque de Eifel. ¿Hacia dónde vamos? Hacia Aachen de nuevo, y de ahí, a Maastricht. Ya veremos las señales.
Aquí hace falta una aclaración: cuando organizamos el viaje vimos que no teníamos un GPS. Investigamos aplicaciones de móvil que se desacargasen los planos y elegimos CoPilot. Cuando instalas la app, te deja elegir un país gratis. Venga, va, Alemania. Y no, no pudimos comprar más países. O toda Europa (30€) o nada. Así que, bueno, pues ya nos apañaríamos con planos de los de toda la vida.
En fin, que camino a Aachen. "Yo creo que seguimos para Laurensberg y ya encontramos las señales a Maastricht", digo. Y sí, ahí estaban. Entramos en Holanda y adiós CoPilot. Bueno, sólo había obras en todas las autovías, pero llegaríamos a Maastricht. Y hemos llegado, sólo que no lo sabíamos. Supongo que el que dejara de haber señales de la ciudad debería habernos dado una pista, pero no era tan obvio: estábamos en mitad de un área industrial, con una zona portuaria y obras, muchas obras y muchos desvíos. "No sé yo si esto es Maastricht, ahí pone 'Randweg Noord'", le digo a Álex.
Y ahí ha empezado el caos. Le habremos dado un total de 3 vueltas a Maastricht por la Randweg Noord y luego por la Zuid, que no son más que las rondas norte y sur de la ciudad (pero es difícil de entender si ves el típico cartel de fin-de-poblado, tachando el nombre de Randweg Noord). Os aseguro que intentábamos ir para el centro. Incluso al parking del centro, siguiendo una señal bastante evidente que ponía [P] Centrum. Pues hemos sido incapaces. De hecho, cuando pasábamos por tercera vez por el mismo puto punto, Álex ha decidido conectar el 3g y que google navigation nos llevase hasta el jodío centro, a la oficina de información turística, para soltar el coche. Yo ya estaba de los nervios, y más aún cuando el gps ha decidido que teníamos que hacer un giro de 180º en una calle de 4 carriles. Pero lo hemos hecho, y no ha sido lo peor: es que nos hemos metido casi-en-el-centro, pero por una calle donde sólo podía transitar el transporte público, motos y bicis. Nos hemos enterado cuando casi nos comemos un autobús de Veolia (ejem, yo pensaba que habían dejado el negociado de los transportes) y nos han empezado a decir muchas cosas en holandés (idioma del demonio). Vamos, yo no he soltado el coche en mitad del puente y que se apañase Europcar, de milagro.
Alex ya ha dicho que esto no tenía ningún sentido (1a vez del día), que aparcásemos donde fuera y que andásemos. ¿Y dónde hemos aparcado? En una zona de residentes. Menos mal que yo he leído el cartel y he intuído lo que decía, y lo hemos buscado en google y hemos vuelto a mover el coche (Álex, yo estaba de los nervios conductiles).
Maastricht... bueno, sí, es una ciudad bonita. El que ha puesto la señalética es un imbécil que no tiene ni puta idea de tráfico rodado, pero los amurallamientos romanos no tienen la culpa. De hecho, luego hemos descubierto que la oficna de turismo estaba en una calle peatonal, así que no sabemos dónde nos estaba llevando google.
Hemos dado un paseo más o menos rápido... el coche lo teníamos aparcado pagando (2h máximo, 5'2€ la broma) y yo no estaba de buen humor. Creo que Álex tampoco, aunque su comentario ha sido: "bueno, Marta, si lo típico cuando alguien llega a Holanda es atropellar a un ciclista". En fin, que hemos comido rápido (un crepe con nutella, ay), y hemos decidido volver a la gran Germania.
Pues tampoco. De hecho, escribo esto desde Holanda. Y es que cuando hemos llegado a Düsseldorf estaban todos, todos los hoteles ocupados. Todos. Yo he preguntado ya por curiosidad al de la recepción del Holiday Inn: "hay una gran feria de muestras en Colonia, la más importante del año". Están completos todos los hoteles hasta 90 km a la redonda (Essen, Duisburg, Düsseldorf, Monchengladbah, Kelfer...). Bueno, vamos a alejarnos del eje Köln Messe - Düsseldorf Airport, a ver si conseguimos algo.
Nada. En el pueblo más perdido de Alemania, ya llegando a Holanda, todo completo. "Esto no tiene ningun sentido", dice Álex (2ª vez). Cuando habíamos estado en la puerta del Ibis de Düsseldorf, habíamos aprovechado la wifi para instalar una aplicación de hoteles y buscar uno que no fuera carísimo (porque carísimos sí que había en Düsseldorf): nos mandaba a Venlo, Países Bajos. Bueno, vamos para allá y algo encontraremos de camino. Pues no. Nada. Todo lleno. De hecho, hemos llegado a Venlo y el hotel que nos había dicho la app también estaba lleno.
Yo ya me veía cenando en un McAuto y durmiendo en un parking con olor a hamburguesas, pero ahí lo hemos hecho bien: acabábamos de pasar por un "All you can eat" de ¡¡sushi!! La cosa estaba clara: vamos a cenar sushi hasta reventar, y ya veremos después lo que hacemos. Albricias, el sushi-bar tiene wifi. Albricias 2, hay un hotel a sólo 9 km que tiene habitaciones libres, 70€ desayuno y wifi. "Venga, reserva y cenamos tranquilos".
Y aquí estamos, redondos como bolas después de habernos puesto hasta las cejas de arroz y pescado crudo (según Álex, con el sushi no se hace mucho el mal) y en un hotel alucinante. De hecho, cuando hemos llegado a recepción, la chica nos ha saludado efusivamente ("¡Serrano!")y nos ha explicado que mi móvil estaba mal y que no sabía cuándo llegaríamos. Le hemos contado la historia de la feria, Düsseldorf y la búsqueda y ella nos ha respondido: "¡ah, es eso! Nosotros nunca recibimos reservas para el mismo día y hoy hemos tenido como 5". Estamos en un pueblo de 2.000 habitantes, en Holanda y a 108 kilómetros de Colonia. Jodía feria.
Pero el hotel es espectacular. Una habitación gigante, con los techos abuhardillados a dos aguas, y claraboyas en el techo. Alucinante. Bueno, según Álex: "esto no tiene ningún sentido" (3a y última vez).
Mañana deshacemos el camino y nos volvemos a Düsseldorf. Ya acaba la feria más grande del mundo de la gastronomía en Colonia y hay hoteles y a precios razonables. No sabemos si dormiremos en un sitio o en otro, pero sí esperamos que el día sea menos absurdo de lo que ha sido hoy.
Eso sí, comiendo sushi nos hemos reído todo lo que nos teníamos que reír. Si hasta hemos visto carpas peleándose.
- Hemos comido en: cafetería genérica, en Maastricht.
- Hemos cenado en: Sushimi, Venlo.
- Hemos dormido en: Hotel de Maasparel, Arcen.