"Existen diversos fenómenos -guerras, plagas, inspecciones sorpresa- que demuestran que la mano de Satán se esconde tras los asuntos del Hombre. Pero todo el mundo está de acuerdo en una cosa: el momento en que los estudiantes de demonología toman la circunvalación de la M25 hacia Londres es la prueba que se lleva la palma.Naturalmente, es erróneo dar por sentado que la carretera es diabólica por la inaudita mortandad y la frustración que engendra a diario.
Y es que no hay muchos sobre la faz de la Tierra que sepan que la forma de la M25 corresponde a la del sello odegra en la lengua del Sacerdocio Negro del Antiguo Mu, que significa "Salve a la Bestia, Devoradora de Mundos". Los miles de motoristas que recorren esa serpenteante distancia cada día surten el mismo efecto que el agua en el báculo de un monje tibetano, en contacto constante con una niebla de mal de menor grado que va contaminando la atmósfera metafísica en kilómetros y kilómetros a la redonda.
Aquel era uno de los mayores logros de Crowley. Le había costado años conseguirlo, tres pirateos informáticos, robos en dos casas, un soborno de menor cuantía y, una noche húmeda en que todo le había fallado, pasarse dos horas en un campo embarrado moviendo los hitos unos pocos metros insospechadamente significativos desde el punto de vista ocultista. Al contemplar la primera caravana de cincuenta kilómetros le invadió esa encantadora sensación tan agradable que le da a uno un juego sucio bien jugado."
Buenos presagios, Terry Pratchett y Neil Gaiman.
Imagen: Exit 6a, Melissa Price