Empezamos el año en Londres, en un fantástico viaje de 3 semanas en el que la hospitalidad de Dácil y Kike nos permitió integrarnos en la vida inglesa. La narración de ese viaje está aquí, así que no me extenderé mucho más.
En enero trabajaba en algo que no me gustaba: auditaba concesiones públicas para que las compraran fondos buitre. Un trabajo que horrorizaba a mi ética y mi moral pero que me permitía vivir. Una serie de catastróficas desdichas me permitieron escapar de ahí. Y digo desdichas porque volver a estar en paro sólo tenía esa lectura para mí. La cosa fue así:
- en marzo, y durante la revisión anual de objetivos, mi jefe me dijo que renovarían mi contrato en mayo. En esa conversación yo le dije que no me gustaría trabajar en auditorias, que prefería hacer proyectos y estudios de transporte (que era para lo que me habían contratado).
- en abril me caí de la bici en Arenas de San Pedro. Me rompí (o no) la cabeza del radio, es decir, el codo. Digo "o no" porque creo que ni el traumatólogo lo sabe. El último diagnóstico fue: "debe ser una rotura sin desplazamiento porque no se ve en las radiografías". Yo la llamo, cariñosamente, la Rotura de Schrödinger: sólo la observación directa nos daría la solución ;)
- en mayo, y tras negarme a ir a trabajar estando de baja, mi jefe me comunica que no hay renovación del contrato. Tormenta de emociones porque, joder, me han despedido y además estando de baja.
- en junio, y durante el viaje a París, la Unión Europea nos comunica que hemos ganado una beca de un concurso de emprendedores y que nos conceden 150.000€ para el proyecto. Un subidón que me convierte en autónoma y administradora de una empresa.
En julio me había convertido en empresaria, tenía un proyecto que me encantaba, nos contrataron otro estudio y todo iba viento en popa. Trabajaba en casa, así que decidimos buscar un piso más cerca del trabajo de Adri. Tuvimos suerte y lo encontramos rápido. El 31 de agosto nos mudamos a nuestro querido piso con vistas. Quizá no todo el mundo comparta la descripción, pero pasamos de un piso interior en el que veíamos tejados, a uno totalmente exterior desde el que se ven las vías de Atocha.
No se me olvida un cambio importante en estos primeros meses: la izquierda había conseguido la alcaldía de Madrid. Os conté mis impresiones a la vuelta del día de las votaciones y creo que no erré demasiado (excepto en la Comunidad de Madrid, ay). De hecho, vistos los resultados de las últimas generales, sigo opinando que ya está bien de esta izquierda purista que vela más por un concepto tan utópico como únicamente teórico. No es lo que necesitamos. Por otro lado, que haya distintas opiniones dentro de un partido (y de, ojalá, un gobierno) sólo puede enriquecer la gestión. Creo que las generales se van a repetir en pocos meses, así que espero que todos recapacitemos y dejemos individualismos a un lado.
El cambio de gobierno en Madrid me ha traído muchas satisfacciones en general pero una en la profesional. En este segundo semestre del año me ofrecieron pasar a formar parte del equipo directivo de una de las mayores empresas municipales de Madrid. Se quedaba vacante por jubilación la Dirección de varios, entre los que se incluye Comunicación y Consultoría. No sólo cumplía el perfil requerido desde un punto de vista puramente técnico, además la Concejala de Medio Ambiente y Movilidad había pedido específicamente que el puesto fuera ocupado una mujer. Y ahí estoy, siendo la primera directora que ha habido en una empresa con 70 años de historia y machista hasta extremos difíciles de imaginar. Si me animo, escribiré un post al respecto.
Dejar mi empresa, los proyectos, a mi socio, fue una decisión muy dura, que me tuvo sin dormir días. Un día, hablando con María, me dio la respuesta: "piensa en la decisión de la que no te podrás arrepentir". Y cierto es, si hubiera rechazado esta oferta es difícil que hubiera habido otra oportunidad. Sin embargo, siempre puedo volver a ser empresaria si las cosas no van bien.
El final de 2015 me encontró con un trabajo extraordinariamente exigente, que me ha puesto por delante unos retos que a veces creo que no voy a ser capaz de afrontar, pero que me apasiona. Me encuentro trabajando 11 horas diarias, gestionando un equipo humano complejo y difícil, un trabajo infinito y gratificante y esperando que 2016 continúe tan bueno como este fin de año.
Desde el punto de vista personal, el año ha sido mucho más tranquilo. Adri y yo vivimos juntos; oficialmente desde marzo de 2015. Ahora que nos hemos mudado, incluso estamos empadronados en el mismo sitio, nada menos. Es una relación que me genera muchas satisfacciones y que se va consolidando. Ambos compartimos una visión de la vida muy similar y hemos conseguido encajarla bien. Seguimos con una relación abierta que, sinceramente, es más teórica que práctica pero que genera un clima en el que nos encontramos muy a gusto ambos. Hay veces que alguno de los dos la ponemos en práctica y sin ningún drama. Genera tranquilidad.
El final de año trajo a una nueva niña a la familia. Mi hermana ya tiene dos hijas y es que parece que sólo sabemos engendrar mujeres: por mi familia materna mi abuela tenía 2 hermanas, mi madre tiene sólo una hermana, mi hermana y yo y ahora mis dos sobrinas.
Lo que he echado en falta este año es haber tenido vacaciones. Hemos hecho muchas escapadas: a Murcia a ver a Bego, a París a ver a Fon, a Huelva a ver a María y César, a Barcelona a la Boda Osom de Ramón y Vicky, a Cantabria con mi familia, a Salamanca de finde romántico. Sin embargo, nos han faltado unas vacaciones largas. En 2014 estuvimos haciendo el Camino de Santiago y luego nos fuimos a Londres... algo así. Este año, mis múltiples movimientos laborales nos han impedido hacer planes.
En cuanto a 2016 se presenta interesante. No sólo estoy encargada del Plan de Sensibilización en temas de género de la empresa, sino que nos esperan dos viajes importantes:
Lo que he echado en falta este año es haber tenido vacaciones. Hemos hecho muchas escapadas: a Murcia a ver a Bego, a París a ver a Fon, a Huelva a ver a María y César, a Barcelona a la Boda Osom de Ramón y Vicky, a Cantabria con mi familia, a Salamanca de finde romántico. Sin embargo, nos han faltado unas vacaciones largas. En 2014 estuvimos haciendo el Camino de Santiago y luego nos fuimos a Londres... algo así. Este año, mis múltiples movimientos laborales nos han impedido hacer planes.
En cuanto a 2016 se presenta interesante. No sólo estoy encargada del Plan de Sensibilización en temas de género de la empresa, sino que nos esperan dos viajes importantes:
- A Perú, probablemente en abril y coincidiendo con un viaje de trabajo mío.
- A Japón, el 24 de septiembre. Tres semanas para las que ya tenemos comprados los billetes pero poco más.
Nos veremos por aquí en este año nuevo. Cuanto menos, con crónicas de viajes. Seguramente vayamos a más sitios, aprovechando puentes y fines de semana. De momento ya tenemos uno previsto gracias al regalo que nos hicieron nuestros amigos por nuestro cumpleaños: la vía verde del Plazaola. Previsiblemente la haremos en mayo.
Feliz 2016 :)