31 agosto, 2005

Berlín. Topographie des Terrors



El título de la exposición resulta evidente, aún en alemán: Topografía del Terror.

En la calle anteriormente denominada Prinz Albrecht (número 8) y actualmente Niederkirchner, se ubicó en mayo del año 1933 el cuartel general de la recientemente creada Geheime Staatspolizeiamt, más conocida como Gestapo. Constituía, además, el edifició más meridional de la zona denominada Regierungsviertel, o barrio del gobierno, durante la primera época nazi en Alemania (hasta 1938-1939). Realmente, era un edificio bonito:



Lamentablemente, quedó muy dañado por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial y fue demolido a finales de los años 40. Se intentó recuperar más tarde, tras la caída del muro, como homenaje a las víctimsa de la Gestapo, y en 1992, tras una excavación que descubrió lo que quedaba de los sótanos del cuartel general, se creó esta exposición, haciéndola coincidir además, con la celebración del 750 aniversario de la fundación de Berlín.

Esta exposición recorre la historia de la Gestapo y de, en general, el régimen nacionalsocialista, así como la historia anterior del edificio; todo esto apoyándose en documentos gráficos y en textos como leyes publicadas en estos años por el gobierno de Hitler o documentos personales, como algunas cartas. Aunque en principio puede resultar una exposición carente de interés para un hispano hablante más allá de ver las fotografías, lo cierto es que cuando llegas puedes solicitar una audio guía en castellano, que te explica todos y cada uno de los distintos apartados de la exposición. [Audioguía gratuíta, así como la entrada a la exposición].

Me resultó francamente interesante. Por ejemplo, el organigrama de las SS (Schutzstaffel), con Himmler a la cabeza, y las 12 divisiones en que estaba organizada. La foto doble corresponde, por un lado, a Reinhard Heydrich, muerto en 1942 y primer jefe de la policía y servicio de seguridad (Sicherheitspolizei und -dienst respectivamente), y su sucesor, Ernst Kaltenbrunner, muerto en 1946 por decreto del tribunal de Núremberg.

(Si pincháis, se hace más grande)


Realmente es apabullante la barbarie que dominó un estado moderno como era la Alemania de los años 30. Alguna vez que he hablado con alemanes de este tema, respondieron a mi estupor con un ¿y qué querías que el pueblo hiciera?: bajo el yugo de los ganadores de la Primera Guerra Mundial, que obligaba a reparar económicamente por parte de Alemania las pérdidas de ésta, al considerarla responsable de su comienzo, Hitler llegó como un mesías, o poco menos. Lo primero que hizo fue dejar de pagar ese dinero. Prometió la vuelta del país a la antigua grandiosidad. Gran parte del pueblo le siguió; los demás, no tuvieron alternativa.

Realmente, la barbarie empezó antes. Ya en 1933, aparecían rótulos luminosos marcando las tiendas, y en 1935 aparecieron los primeros carteles avisando:
Juden betreten diesen Ort auf eigene Gefahr
(Judíos, entrad a este lugar bajo vuestra responsabilidad)


Y nadie hizo nada por evitarla. ¿Por qué?

Una larga historia de crímenes y de guerras, injustificable bajo cualquier punto de vista. Quizá esta tarde continúe contandoos algo más... mientras tanto, la exposición tiene su versión on-line en Open Air Ausstellung (sólo en alemán).

29 agosto, 2005

They're taking the Hobbits to Isengard

El video de la temporada, señores y caballeros.

El video a visualizar una y otra vez en la EstelCon 2005.

El video, a fin de cuentas.


They're taking the Hobbits to Isengard


PD: La web de donde salió es http://www.beekveld.com/

PD2: ¡No puedo parar de verlo!

Otra decisión

Visto que se acerca a paso firme la EstelCon 2005 (es decir, la Convención Anual de socios de la STE), y como cada vez se está extendiendo más lo de llevar niños a la misma (cosa que, tengo que decirlo, no me parece muy bien, pero en fin, la democracia es lo que tiene), pues he pensado que, oye, porqué no voy a llevar yo a mi gata.

El caso es que, claro, con la majia imperante no puedo llevar a la gata sin más. Lamentablemente, no he encontrado disfrazes de estilo El Señor de los Anillos para animales... pero ¡he encontrado de Star Wars! No es lo mismo, lo sé, pero ambienta igual.

Por tanto, lo mejor será que Talita vaya de Princesa Leia, con el siguiente modelito (¡trae la peluca de las ensaimadas y todo!):


Pero ella sola quedaría como triste, ¿no? Así que mejor apuntamos a la saga a Maligno en el papel de Darth Vader (no podría ser de otra manera) y a Gandalf (el gato de Estendur) en el de Yoda. Fotos de los modelitos:
      


Irían ideales de la muerte. ¿O me lo vais a negar?

27 agosto, 2005

Berlín. Visiones de la zona este I.

Probablemente, lo primero que impresiona de Berlín son sus grandes avenidas en cualquier parte de la ciudad, hecho prácticamente inexistentes en el resto de capitales europeas que datan de antes del siglo XVII. Evidentemente, hay ciudades que lucen con orgullo una gran avenida, como son los Campos Elíseos de París, pero éstos datan (concretamente) datan del siglo XIX y son consecuencia de un profundo cambio en la mentalidad urbanista que hasta entonces había imperado. Pero ya me estoy yendo del tema.

Evidentemente, Berlín no tiene barrio histórico. Lo tuvo, pero la II Guerra Mundial arrasó la ciudad y empezaron desde cero. Y no reconstruyeron las callejuelas, los barrios insalubes, ni las casas sin conexión a la red de saneamiento. Lo construyeron con la idea que se tiene de las ciudades en el siglo XX: grandes calles como Friedrichstrasse, grandes bulevares como Unter den Linden (Bajo los tilos).

Aunque ya sólo quedan algunos fragmentos de los 160 kilómetros que tuvo el muro en su día, la separación sigue latente en forma de cicatriz que divide la gran metrópoli que es hoy Berlín:



No hay mucha diferencia entre los dos Berlines, al menos a primera vista. Sin embargo, hay un detalle que los hace inconfundibles: los semáforos. Son distintos y la antigua Alemania Oriental se enorgullece de ellos. En la parte oeste los semáforos son como en cualquier parte de España, por ejemplo. En la zona este, nos aparece un simpático y rechoncho hombrecillo con sombrero:



Hay todo un mercado creado alrededor de este símbolo, que se venden no sólo en postales sino también en cualquier otro artículo donde puedan ir estampados los muñequitos, juntos o por separado. Como muestra, un botón: Ost Hits.

En la zona este se concentran la mayor parte de las atracciones turísticas. Ya no existe el gran cartel que te indicada precaución, justo delante de la Puerta de Brandenburgo. Ahora sólo está en postales, pegatinas, o imanes:



Sí, Luiyo, probablemente las banderas que ondean a ambos lados de la puerta sean las soviéticas. Después de todo, el cartel lo deja muy claro:
ATENCIÓN
USTED ABANDONA AHORA BERLÍN OCCIDENTAL


Mañana más, que ahora estoy cansada. Además, me faltan muchas fotos que tiene mi hermana en su cámara (como, por ejemplo, la mía en la estatua de Marx y Engels -en Ost Berlin, claro).

Próxima entrega: Topographie des Terrors.
Tercer entrega: El Pergamonmuseum.

Y las demás ya las iré pensando ;)

20 agosto, 2005

Cómo se traslada el transbordador espacial

Al hilo del post que publiqué hace varios días titulado De ferrocarriles e historia, donde transcribí un mail que afirmaba que el culo del caballo romano tipo impone restricciones al tamaño de los tanques del transbordador. En El País de hoy viene cómo se translada el transbordador... así que ya queda confirmado que la última parte del email es intrínsecamente falsa:


Hoy quería haber escrito un post sobre Charlie y la fábrica de chocolate, de Roald Dahl y la adaptación de este año made in Tim Burton. Lo hice dos veces y las dos se borró... la primera, la señora de la limpieza movió los cables y adiós historia; la segunda, los de Unión Fenosa decidieron que un corte de luz era de lo más interesante un sábado a las 14.00.

Mañana me voy a Berlín, así que estaré missing unos cuantos días :) Contaré y prometo poner fotos cuando vuelva.

Auf wiedersehen! Und viel Spass!

19 agosto, 2005

Va de gatos...

...y son los míos, claro :)

Foto 1: El encuentro. Talita empieza a sacar la mala leche (que no podía más que tener siendo yo la dueña) y mira amenazadoramente a Maligno (con las orejas para atrás), mientras éste se limita a investigar con precaución.


Foto 2: Con precaución. Dormidos juntos, pero no revueltos. Todavía hay cierta precaución de los dos, Talita acostumbrada a ser la dueña y dándole exactamente igual el estar en otra casa; y Maligno que es el rey... en fin, durmiendo no se pelean.


Foto 3: Juntos y revueltos. La foto es una pose obligada por mí, que conste. Todavía no terminan de entenderse, las cosas como son. Maligno quiere tema con Talita y esta se defiende a mordiscos y zarpazos... en fin, Maligno intenta hacer gala de masculinidad arrolladora y Talita es una estrecha, qué remedio ;)

12 agosto, 2005

Va de juegos en flash

Hace un par de días, Chema en su extremo aburrimiento pre-exámenes, publicó un post sobre un juego llamado Grow RPG. Aunque no me vayan mucho los juegos en flash, suelen ser lentos y no demasiado buenos, probé con éste... me costó media hora, y me entretuve bastante :D Al final, conseguí ganar al demonio, claro ;) Prueba del éxito :P


Como me quedé con mono y había un enlace a algo llamado Grow v3, allá he ido.

Este me ha costado más, porque tiene más elementos (12 frente a los 8 del primero) y, además, es menos obvio lo que tienes que hacer. Estaba claro que había que conseguir llegar al nivel máximo con cada uno de los elementos, pero ¿para qué? Realmente todavía no lo sé, pero conseguí dar con la combinación ;P


Aquí os los dejo, por si alguien quiere probar... Sólo hay que tener un poco de paciencia (y tiene tela que yo afirme eso ;P)

06 agosto, 2005

Un año


Hace hoy, 6 de agosto, un año que me hicieron un gran regalo: Rayuela, de Julio Cortázar. Desde ese día, se ha convertido en uno de esos libros básicos, a pesar de sólo haberlo leído una vez entero... pero releo fragmentos asiduamente, y procuro tenerlo siempre en casa. Por eso no lo presto: lo regalo. Si lo prestara, estaría esperando la devolución y me faltaría demasiado tiempo. Al regalarlo, me apresuro a comprar otro.


Lamentablemente, aquel primer ejemplar, digamos que lo perdí (éste sí que no lo regalé)... aunque espero que quizá algún día vuelva. Fue sustituido al poco tiempo por el ejemplar de Cátedra, con un fallo de edición gordísimo, todo sea dicho. Aprovecho para reseñarlo, por si alguien lo quiere leer: hay un pie de página, el de la página 547 capítulo 74, que te puede estropear el libro. La explicación es fácil, este pie de página desvela un acontecimiento acaecido en el capítulo 28, lo cual no sería problema si Rayuela se leyera en un orden convencional. Pero la rayuela hay que saltarla para conseguir llegar al cielo, y la lectura hay que hacerla según un tablero de direcciones, incluido en el principio del libro. El capítulo 74 forma parte de la sección del libro que Cortázar titula Capítulos prescindibles, aunque yo esté muy poco de acuerdo con esa denominación, y se lee de los primeros, mucho antes que el capítulo 28.

En fin, que yo venía a celebrar un aniversario, no a hablar de la edición de Andrés Amorós. Realmente es un aniversario triste y melancólico. Por muchas cosas, entre ellas, la más importante sería la de que no podré volver a descubrir Rayuela nunca. No podré volver a descubrir a La Maga, a Traveler y Talita, a los miembros tan especiales del Club de la Serpiente, y a Horacio Oliveira (u Holiveira, quién sabe), tan cínico y tan perdido, con Gekrepten, madame Trépat, Rocamadour... Me queda el consuelo de que cada vez que lo leo, descubro algo. Algo que se me pasó en aquella primera lectura que acabó a finales de agosto del año pasado, algo de esa maestría que tiene Cortázar con las palabras, esas hidromurias que caían, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes.

Había oído hablar de Rayuela hacía mucho tiempo, pero lo primero que leí del libro fue uno de esos capítulos prescindibles (ejem) que me envió Nasar por email en mayo de 2004. Era un fragmento (casi entero, vaya) del capítulo 143. Quizá es un poco largo, pero aquí os lo dejo...
Por la mañana, obstinados todavía en la duermevela que el chirrido horripilante del despertador no alcanzaba a cambiarles por la filosa vigilia, se contaban fielmente los sueños de la noche. Cabeza contra cabeza, acariciándose, confundiendo las piernas y las manos, se esforzaban por traducir con palabras del mundo de fuera todo lo que habían vivido en las horas de tiniebla. A Traveler, un amigo de juventud de Oliveira, lo fascinaban los sueños de Talita, su boca crispada o sonriente según el relato, los gestos y exclamaciones con que lo acentuaba, sus ingenuas conjeturas sobre la razón y el sentido de sus sueños. Después le tocaba a él contar los suyos, y a veces a mitad de un relato sus manos empezaban a acariciarse y pasaban de los sueños al amor, se dormían de nuevo, llegaban tarde a todas partes.

Oyendo a Talita, su voz un poco pegajosa de sueño, mirando su pelo derramado en la almohada, Traveler se asombraba de que todo eso pudiera ser así. Estiraba un dedo, tocaba la sien, la frente de Talita. ("Y entonces mi hermana era mi tía Irene, pero no estoy segura"), comprobaba la barrera a tan pocos centímetros de su propia cabeza ("Y yo estaba desnudo en un pajonal y veía el río lívido que subía, una ola gigantesca..."). Habían dormido con las cabezas tocándose y ahí, en esa inmediatez física, en la coincidencia casi total de las actitudes, las posiciones, el aliento, la misma habitación, la misma almohada, la misma oscuridad, el mismo tictac, los mismos estímulos de la calle y la ciudad, las mismas radiaciones magnéticas, la misma marca de café, la misma conjunción estelar, la misma noche para los dos, ahí estrechamente abrazados, habían soñado sueños distintos, habían vivido aventuras disímiles, el uno había sonreído mientras la otra huía aterrada, el uno había vuelto a rendir un examen de álgebra mientras la otra llegaba a una ciudad de piedras blandas.

En el recuento matinal Talita ponía placer o congoja, pero Traveler se obstinaba secretamente en buscar las correspondencias. ¿Cómo era posible que la compañía diurna desembocara inevitablemente en ese divorcio, esa soledad inadmisible del soñante ? A veces su imagen formaba parte de los sueños de Talita, o la imagen de Talita compartía el horror de una pesadilla de Traveler. Pero ellos no lo sabían, era necesario que el otro lo contara al despertar: "Entonces vos me agarrabas de la mano y me decías..." Y Traveler descubría que mientras en el sueño de Talita él le había agarrado la mano y le había hablado, en su propio sueño estaba acostado con la mejor amiga de Talita o hablando con el director del circo "Las Estrellas" o nadando en Mar del Plata. La presencia de su fantasma en el sueño ajeno lo rebajaba a un mero material de trabajo, sin prevalencia alguna sobre los maniquíes, las ciudades desconocidas, las estaciones de ferrocarril, las escalinatas, toda la utilería de los simulacros nocturnos. Unido a Talita, envolviéndole la cara y la cabeza con los dedos y los labios, Traveler sentía la barrera infranqueable, la distancia vertiginosa que ni el amor podía salvar. Durante mucho tiempo esperó un milagro, que el sueño que Talita iba a contarle por la mañana fuese también lo que él había soñado. Lo esperó, lo incitó, lo provocó apelando a todas las analogías posibles, buscando semejanzas que bruscamente lo llevaran a un reconocimiento. Sólo una vez, sin que Talita le diera la menor importancia, soñaron sueños análogos. Talita habló de un hotel al que iban ella y su madre y al que había que entrar llevando cada cual su silla. Traveler recordó entonces su sueño: un hotel sin baños, que lo obligaba a cruzar una estación de ferrocarril con una toalla para ir a bañarse a algún lugar impreciso. Se lo dijo: "Casi soñamos el mismo sueño, estábamos en un hotel sin sillas y sin baños." Talita se rió divertida, ya era hora de levantarse, una vergüenza ser tan haraganes.

Traveler siguió confiando y esperando cada vez menos. Los sueños volvieron, cada uno por su lado. Las cabezas dormían tocándose y en cada una se alzaba el telón sobre un escenario diferente. Traveler pensó irónicamente que parecían los cines contiguos de la calle Lavalle, y alejó del todo su esperanza. No tenía ninguna fe en que ocurriera lo que deseaba, y sabía que sin fe no ocurriría. Sabía que sin fe no ocurre nada de lo que debería ocurrir, y con fe casi siempre tampoco.


Todavía no os he contado que tengo una gatita nueva, de poco más de 3 meses, que me hace compañía en Madrid. Se llama Talita, en honor de esta Talita soñadora, que con Traveler iba a por Horacio al puerto con el gato calculista del circo metido en una canasta.

03 agosto, 2005

Viajes, de Julio Cortázar

Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades.
Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café, a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de "Alegría de los famas".
Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad".
Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan.


El día 21 me voy a Berlín. Ya daré más detalles, aunque creo que no seremos ni cronopios ni famas...